martes, 15 de diciembre de 2009

la subjetividad del color

La subjetividad del color
Desde aquí, los estímulos visuales viajan hacia el cerebro encargado de elaborar la configuración subjetiva que tenemos del mundo que nos rodea.
Esta percepción subjetiva depende de los atributos que se asigna a las diferentes longitudes de onda en la retina y en el cerebro. Así, una longitud de onda de 560 nm es definida como "rojo". Pero el rojo, o cualquier otro color, no existe; sólo existe una radiación con una determinada longitud de onda a la que el sistema nervioso le atribuye la cualidad "rojo".
La percepción de un color depende en gran parte del tono que tiene el fondo que le rodea. Un rojo se puede apreciar más rojo o con tonalidades de marrón dependiendo de la uniformidad y de la tonalidad del fondo (Figura 5) o un verde muy claro se puede ver más amarillo si se presenta sobre un fondo azul(Figura 6).

En esta figura se presentan dos cuadros de color rojo. Cada uno de ellos colocado sobre dos fondos de diferente color para apreciar la modificación que, el color del fondo, produce en nuestra percepción de esos colores.
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Figura 5: Influencia del fondo sobre la percepción del color
Figura 6: Influencia de los fondos sobre la percepción del color II.
La visión de una onda de 560 nm, durante unos minutos, puede hacer que lo que veamos posteriormente esté impregnado de coloración verde: nuestros conos "rojos" se han saturado con la estimulación permanente y la posterior percepción de ese color en un contexto en el que aparece mezclado con otros colores está casi imposibilitada, son otros los conos que, preferentemente se activan durante unos minutos hasta que el ojo se adapta a las nuevas circunstancias. Saturación y adaptabilidad son dos características importantes de la visión del color.

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